lunes, 14 de marzo de 2016

CONSTRUYENDO UN HUERTO E ILUSIONES EN EL IES CASTELAR



Por fin nuestro proyecto de huerto en el Castelar empezó a ver la luz a partir del segundo año de nuestra experiencia europea. Formaba parte de las actividades propuestas por el acuerdo de todos los países involucrados, que cada centro desarrollaría en la medida de sus posibilidades.

Teresa y Elena, tras su viaje a Sicilia en la visita correspondiente con el resto de países, vinieron contentas y motivadas a comenzar el huerto a mediados de otoño de 2016, confiando en que sería una experiencia muy positiva tanto para los alumnos como para el profesorado, a lo que hay que añadir una nueva estética en una de nuestras entradas al centro, puesto que también añadimos plantas aromáticas a los arriates de la entrada.

El equipo de profesores del proyecto europeo nos coordinamos en los horarios con los chavales de 4º de ESO para que en cuatro semanas pudiésemos preparar el terreno elegido y plantar nuestros primeros vegetales. El terreno tiene una dimensión de aproximadamente 30 metros cuadrados. En un principio fue un operario quien se encargó de remover la tierra para sacar piedras y que la tierra abandonara el apelmazamiento de tantos años sin remover. Más tarde con el alumnado comenzamos a establecer y preparar los surcos para poder hacer las líneas de plantación, lo cual fue bastante entretenido pues además de no parar de sacar piedras de nuevo, tuvimos muchas opiniones y ayudas para llevar a cabo la buena práctica de “zachar” y hacer surcos correctos, competencia en la cual no estábamos muy duchos pero que finalmente conseguimos realizar.
Teresa y Elena se encargaron de decidir y comprar las semillas, así como el todo el material necesario para el trabajo, y establecer el número de líneas; con el organigrama planteado en base a los horarios de profesores implicados y los cursos de 4º de ESO, continuamos la labor de la siembra, no antes, eso sí, de poner una alambrada al huerto con el fin de evitar que nuestros queridos pavos reales del parque viniesen a picotear y sacar las semillas en provecho de su estómago. Esa alambrada la realizaron muy bien los dos operarios de mantenimiento de nuestro centro, Salva y Juan.

Plantamos seis líneas de siembra con las siguientes verduras.
 Dos líneas de HABAS
 Una línea de GUISANTES
 Una línea ACELGAS
 Una línea de ESPINACAS
 Una línea de LECHUGAS

 También pusimos jardineras con perejil, cilantro, y en los arriates de la entrada también plantas de romero y tomillo y otras aromáticas.

 Destacar que el alumnado se involucró muy bien en esta actividad y sobre todo que facilitaba una relación diferente entre ellos, y entre ellos y los profesores, de cooperación y motivación, pues creaba una situación de aprendizaje donde el alumnado se mostraba más sincero y relajado en el trato social. 

Quedó por tanto preparado todo para antes de las vacaciones de Navidad, y quedamos a la espera de las lluvias y el frio invierno, pero con una gran ilusión de poder ver los primeros brotes de lo que iba creciendo y que en las fotos se puede apreciar.

 Antes de ver los brotes, y gracias a la lluvia y el sol de algunos días, crecieron de manera prodigiosa las odiadas malas hierbas y sobre todo las ortigas, con lo cual una de las grandes tareas durante algunas jornadas ha sido la lucha a base de manos y paciencia contra las mismas. En ocasiones ha sido difícil diferenciar entre ellas y las primeras hojas de nuestras esperadas espinacas y acelgas, por lo que había que tener sumo cuidado para no acabar con la siembra en la que tanto esmero hemos puesto. En ello seguimos durante los ratos que nuestros horarios nos lo permiten, pero animados por que ya se ve como las plantas van alcanzando talla y lustre, incluso se han colocado unas estacas para que los guisantes puedan ir haciendo aquello que les corresponde que es trepar.

 Esperamos que seamos capaces de mantener este huerto a lo largo del tiempo y que se convierta en una actividad programada que forme parte del proyecto del centro en alguna manera, y que se convierta en la ilusión de toda la comunidad escolar, pues el valor educativo que posee dicho emprendimiento abarca muchos aspectos en el desarrollo de los adolescentes, desde el valor de la cooperación y el trabajo en equipo, hasta la concienciación del cuidado del medio ambiente, pasando por diversos contenidos de biología, geografía, nutrición etc. así como el entusiasmo que provoca el ver como un simple trozo de tierra ofrece con un poco de dedicación hortalizas que en la mayoría de los casos, los alumnos solo habían visto en el supermercado o en la cocina de su casa.